Lo que estamos perdiendo al restringir las crecidas de los ríos

Lo que estamos perdiendo al restringir las crecidas de los ríos  The Conversation Indonesia

Lo que estamos perdiendo al restringir las crecidas de los ríos

Lo que estamos perdiendo al restringir las crecidas de los ríosInforme sobre la importancia de las crecidas estacionales de los ríos

Los beneficios de las crecidas estacionales

Los antiguos egipcios esperaban ávidamente las crecidas estacionales del río Nilo. Sabían que este fenómeno iba acompañado de la fertilización de los campos aledaños y de prosperidad. Por ello, el Nilo era profundamente respetado y venerado.

En la actualidad, nuestra relación con los ríos ha dado un giro de 180 grados. Ahora los vemos como elementos hostiles a los que hay que domar y confinar, ya que de lo contrario pueden desatarse y destruir nuestros campos de cultivo e infraestructuras.

Para reducir las crecidas y evitar que el agua llegue a las llanuras aluviales hemos construido presas, motas, diques, azudes y encauzado los ríos. Sin embargo, estas medidas no solo son a menudo deficientes frente a un fenómeno natural que es inevitable, sino que también contribuyen a empeorar las crecidas.

Además, estas acciones han alterado drásticamente la geomorfología, la química y la funcionalidad de los ríos y de las llanuras aluviales adyacentes, lo que se ha traducido en la disminución de biodiversidad y en la pérdida de servicios que estos ecosistemas ofrecen a las poblaciones humanas.

Las crecidas estacionales regulan la provisión de servicios ecosistémicos de los ríos y de sus llanuras aluviales

Uno de sus principales beneficios es, valga la redundancia, la mitigación de las crecidas catastróficas, ya que la acumulación de agua en las llanuras aluviales reduce el caudal del río y la velocidad del flujo de agua.

Asimismo, las crecidas propician la regeneración de los humedales aledaños, la creación de hábitats heterogéneos para animales y plantas y la recarga de los acuíferos subterráneos, un recurso muy importante para el riego de los cultivos.

Las crecidas estacionales actúan como medio de conexión entre los ecosistemas acuáticos y terrestres mediante el movimiento de sedimentos, materia orgánica, organismos y nutrientes entre ambos sistemas.

Cuando un río se desborda, los sedimentos y la materia orgánica e inorgánica que transporta se deposita en las llanuras aluviales, promoviendo la fertilidad y la formación del suelo. Las semillas flotantes que viajan con la corriente también tienen la oportunidad de asentarse en un medio en el que, tras haber sido humedecido, pueden encontrar las condiciones óptimas para germinar.

La vegetación de ribera y la salud de los ríos

Las llanuras aluviales adecuadamente conectadas con sus ríos tienen el potencial de albergar una vegetación de ribera diversa que, a su vez, influye positivamente sobre el funcionamiento y estructura de los ríos.

Los bosques de ribera actúan como interfases que regulan la transferencia de materia y energía entre los sistemas terrestres y acuáticos adyacentes. De esta forma, filtran y amortiguan la llegada de sedimentos, nutrientes y contaminantes derivados de las actividades humanas en los ecosistemas terrestres. Estas funciones son indispensables para regular la calidad del agua y evitar la eutrofización –un exceso anormal de nutrientes–.

La vegetación ribereña modera las crecidas severas, controla la erosión del suelo y mantiene los ciclos de nutrientes aportando restos vegetales que sirven de alimento y refugio a organismos acuáticos y terrestres, lo que a su vez repercute positivamente en actividades económicas como la pesca.

También regula la luz que penetra en el río, preservando así la estabilidad de la temperatura del agua de la que dependen numerosas especies de animales y conteniendo la proliferación de algas y cianobacterias nocivas.

Recuperemos la calidad de los ríos

Las crecidas estacionales, por lo tanto, desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la calidad de los ríos, las llanuras aluviales y los servicios ecosistémicos que el ser humano obtiene de ellos. Por desgracia, la modificación y sobreexplotación de estos ecosistemas y la inhibición de las crecidas está conduciendo a la degradación de los ríos y de la mayoría de los beneficios que obtenemos de ellos.

Para revertir esta preocupante tendencia, es necesario tomar medidas que sirvan al mismo tiempo para restaurar los ríos y salvaguardar los intereses humanos. Si queremos volver a disponer de ríos sanos, un primer paso sería darles más espacio manteniendo y restableciendo las llanuras aluviales.

Otro obstáculo que altera el funcionamiento fluvial, y que puede alimentar las crecidas catastróficas son las barreras transversales artificiales. España es uno de los países europeos con mayor cantidad de obstáculos en sus ríos. Se estima que hay una barrera fragmentando el cauce de los ríos cada kilómetro.

En España están inventariadas 19,000 barreras, una cifra que subestima el número real, muchas de ellas obsoletas y en desuso. La adaptación o eliminación planificada de estos elementos se presenta como un requisito fundamental para la recuperación de estos ecosistemas, acciones que han sido propuestas desde la Unión Europea en su Estrategia para la Biodiversidad.

Devolver su antiguo esplendor a los ríos y las llanuras aluviales, lo cual implica recuperar y convivir con las cre

1. Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) abordados en el artículo:

  • Objetivo 6: Agua limpia y saneamiento
  • Objetivo 13: Acción por el clima
  • Objetivo 15: Vida de ecosistemas terrestres

2. Metas específicas de los ODS identificadas en el artículo:

  • Objetivo 6.6: Para 2020, proteger y restablecer los ecosistemas relacionados con el agua, incluidos los bosques, las montañas, los humedales, los ríos, los acuíferos y los lagos.
  • Objetivo 13.1: Fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales en todos los países.
  • Objetivo 15.1: Para 2020, asegurar la conservación, la restauración y el uso sostenible de los ecosistemas terrestres y de agua dulce y sus servicios, en particular los bosques, los humedales, las montañas y las zonas áridas, en consonancia con las obligaciones contraídas en virtud de acuerdos internacionales.

3. Indicadores de los ODS mencionados en el artículo:

  • Indicador 6.6.1: Cambio en la extensión de los ecosistemas relacionados con el agua.
  • Indicador 13.1.1: Número de muertes, desapariciones, personas afectadas, desplazadas o evacuadas debido a desastres relacionados con el clima.
  • Indicador 15.1.1: Superficie forestal como porcentaje de la superficie terrestre.

4. Tabla de ODS, metas e indicadores:

ODS Metas Indicadores
Objetivo 6: Agua limpia y saneamiento 6.6: Proteger y restablecer los ecosistemas relacionados con el agua 6.6.1: Cambio en la extensión de los ecosistemas relacionados con el agua
Objetivo 13: Acción por el clima 13.1: Fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales 13.1.1: Número de muertes, desapariciones, personas afectadas, desplazadas o evacuadas debido a desastres relacionados con el clima
Objetivo 15: Vida de ecosistemas terrestres 15.1: Asegurar la conservación, la restauración y el uso sostenible de los ecosistemas terrestres y de agua dulce y sus servicios 15.1.1: Superficie forestal como porcentaje de la superficie terrestre

¡Atención! Este espléndido artículo nace de la fuente del conocimiento, moldeado por una maravillosa tecnología patentada de inteligencia artificial que profundizó en un vasto océano de datos, iluminando el camino hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Recuerda que todos los derechos están reservados por SDG Investors LLC, lo que nos permite defender el progreso juntos.

Fuente: theconversation.com

 

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