EL DILEMA DE LOS ECOSISTEMAS TERRESTRES

Los ecosistemas se pueden definir como sistemas biológicos que se conforman por los seres vivos y por el medio que habitan. Dentro de dichos ecosistemas están los terrestres, como los bosques, las selvas o las montañas, que son una fuente importante de alimentos, que a su vez proporcionan aire y agua limpios, forman hábitats para millones de especies de plantas y animales y aportan numerosos beneficios a la vida humana. Nuestras actividades diarias son el causante directo del cambio climático y el detrimento de los diferentes ecosistemas. 

Actualmente existen alrededor de 8.7 millones de especies en el planeta, de las cuales al menos un 10% se encuentra en riesgo. Lo anterior afecta directamente la vida humana poniendo como ejemplo los agentes polinizadores, los cuales, son responsables del 75% de las cosechas agrícolas, casi todas las plantas, silvestres o cultivadas por el hombre necesita a los polinizadores naturales para reproducirse, pero estos están amenazados ahora por la agricultura intensiva, los plaguicidas, la contaminación y el cambio climático, lo que conlleva a la desaparición de los mismos y por ende a la improductividad de los cultivos. 

Por otro lado, la deforestación, la sobreexplotación agrícola y la mala gestión de los residuos han generado a lo largo de los años una degradación del suelo “generando una reacción en cadena donde se altera la biodiversidad del suelo, reduciendo la materia orgánica que contiene y su capacidad para actuar como filtro; en consecuencia, se contamina el agua almacenada en el suelo y el agua subterránea, provocando un desequilibrio en los nutrientes de la tierra”. (Organización de las Naciones Unidas Para la Alimentación y la Agricultura,2018)

Dado lo anterior, se entiende que los seres que habitan un ecosistema, dependen en su totalidad de éste para preservar la vida, por ello se hace necesario la implementación de planes y estrategias de uso sostenible que ayuden a salvaguardar la vida de los ecosistemas terrestres y que generen soluciones a largo plazo para luchar contra la deforestación y evitar posibles crisis ambientales, que lleven a la inestabilidad social tanto a nivel humano con la falta de las necesidades básicas (el agua, el aire y los alimentos) como a nivel económico. 

Es tarea de todos hacerse responsables del caos que se ha causado como especie humana a lo largo de la historia y llevar a cabo, desde los hogares, estrategias de consumo responsable que ayuden a combatir el cambio climático y a detener la degradación de las tierras que conllevan a la desaparición de la diversidad biológica.

El planeta nos necesita, a ti, a mí, a todos, es hora de generar un impacto ambiental que haga posible la coexistencia sana de todas las especies partiendo del respeto por la vida y los recursos. El planeta no necesita personas que contribuyan al problema, necesita de personas que se unan a la solución.