LA VERDADERA EDUCACIÓN DE CALIDAD: UNA ESPERANZA PARA LA CIUDAD MILAGRO
La educación tiene que ser uno de los pilares fundamentales que se tienen que tener en cuenta cuando se habla de la construcción de personas para un futuro mejor. El compromiso axiológico que tienen los entes educativos en educar en valores debe ser igual de importante como los conocimientos magistrales que se brindan, por lo que debemos replantearnos las maneras con las que se educa en todos los niveles.
En la búsqueda de una sociedad enmarcada en la esperanza y en la que se respira respeto, armonía y paz, es primordial la institucionalización de una educación de calidad para todas las personas de nuestro departamento, el Quindío, Colombia, y más precisamente, Armenia, su capital, a lo largo de los años ha tenido problemáticas muy destacadas que han entorpecido los procesos educativos de muchos de los estudiantes. Podríamos hablar de la falta de oportunidades para las personas de escasos recursos para recibir una educación de calidad, también se puede traer a colación la diferencia y las segmentaciones abismales que hay entre una institución que brinda una educación de calidad y las que imparten una educación más básica, pero más allá de esto hay un problema que es mucho más grave, que vemos plasmado en nuestra sociedad y nos aqueja de una manera mucho más latente, esta deja estragos mucho más graves: LA FALTA DE EDUCACIÓN EN VALORES.
La educación magistral tradicional que se ha brindado en todas las etapas educativas a los estudiantes, ha enfocado todos sus esfuerzos en crear máquinas que sean capaces de memorizar conocimientos y replicar instrucciones de manera automatizada. Esta clase de educación segmenta mucho las habilidades que se pueden explorar en los estudiantes, premiando más la capacidad de memorizar datos y replicar esquemas, que realmente el análisis y el enfoque que se le pueda brindar a ciertas problemáticas. Aparte de esto, dentro de la institucionalidad no se busca comprender y explorar la neuro divergencia, ni las habilidades específicas o talentos de cada ser, sino, que se estandarizan los conocimientos para que sean repartidos todos por igual, lo cual, en muchos casos, no es lo adecuado.
En lugar de preparar a los estudiantes para realizar tareas mecánicas, las escuelas, universidades, entre otros espacios de aprendizaje deberían ser entes que guíen a los estudiantes para ser personas íntegras y útiles para la sociedad, que se les brinden las herramientas, tanto sociales como mentales, para afrontar el mundo y ser responsable de los diversos contextos a los que se pueden enfrentar día tras día. La educación en valores deberá ser igual o más importante que los saberes dentro de las ciencias duras, pues no es igual de valiosa una persona que aprenda conocimientos de matemáticas o biología, que una persona que brinda respeto, sea amable, consecuente y se preocupe por el bienestar colectivo, así es expresión de un ser ético y hacia allá debe proponerse la educación.
Para que realmente haya una educación de calidad, se tiene que enfocar en cada uno de los espectros que componen a una persona, tanto el intelectual como el emocional y la responsabilidad axiológica. Ser una persona consecuente con los valores que se han inculcado desde un contexto familiar y verse ampliados por la orientación que se puede brindar desde la escuela, puede ayudar a prevenir muchos de los problemas de nuestra sociedad moderna como el desapego, el desinterés y la falta de empatía.
La educación en valores es esencial para la promoción de la salud mental y el bienestar emocional. La formación en valores puede ayudar a los individuos a desarrollar una visión positiva de sí mismos y de los demás, a cultivar relaciones interpersonales más saludables y a encontrar sentido y propósito en su vida. Además, promueve habilidades como la empatía, el respeto, la tolerancia y la solidaridad que son esenciales para la construcción de relaciones interpersonales saludables y la prevención de conflictos y violencia. Al mismo tiempo fomenta la resiliencia, la autoestima y autosuficiencia.
Pero no solo se puede hablar de los pros que tiene una educación en valores a nivel personal, sino también a nivel social. La educación en valores permite que los individuos comprendan y respeten las diferencias culturales, étnicas, religiosas y de género, fomentando la tolerancia y la empatía hacia los demás, promueve también la solidaridad y el compromiso con el medio ambiente y la justicia social. Es un elemento clave en la prevención de la violencia, el acoso escolar y otros comportamientos perjudiciales, ya que fomentan, aparte del respeto, la cooperación y la comunicación efectiva en las relaciones.
Tenemos que velar por una sociedad en la que las futuras generaciones sean educadas desde un carácter axiológico, una sociedad en la que prime la enseñanza de los valores será una sociedad que evoluciona, pues los valores tienen que ser las personas se construyan en pro de promulgar y vivir en los valores, nos ayudará a ser una sociedad más equitativa, más unida.
La educación en valores es fundamental para formar ciudadanos responsables, conscientes y comprometidos con su entorno y con la sociedad en la que viven. A través de la educación de valores, se promueve el desarrollo en habilidades sociales, emocionales y éticas que son esenciales para el bienestar individual y colectivo y, en la construcción de una sociedad más justa y sostenible.