LOS IMAGINARIOS MIGRATORIOS EN EL CONTEXTO EDUCATIVO: UNA MIRADA DESDE LA DIGNIDAD Y EL DESARROLLO HUMANO
RESUMEN Este artículo surge en el marco de la formación en la Maestría en Educación y Desarrollo Humano, de la Universidad de San Buenaventura, Cali, Colombia, y se centra del trabajo de grado: Los imaginarios migratorios en el contexto educativo: una mirada desde la dignidad y el desarrollo humano, el cual nace de una preocupación que atraviesa silenciosamente muchas aulas: el modo en que los estudiantes migrantes son recibidos y tratados en los contextos educativos. Es un llamado para impulsar acciones educativas que abracen la inclusión y la justicia como principios esenciales para promover la dignidad, el respeto y el auténtico desarrollo humano. Es una mirada que se arraiga en mi experiencia personal de migración en la infancia y de la observación de la manera como son tratados los jóvenes migrantes en la vida escolar y de los obstáculos que enfrentan día a día.
LOS IMAGINARIOS MIGRATORIOS EN EL CONTEXTO EDUCATIVO: UNA MIRADA DESDE LA DIGNIDAD Y EL DESARROLLO HUMANO
VANESSA HERNÁNDEZ ARBELÁEZ
Maestrante en Educación: Desarrollo Humano
Universidad de San Buenaventura, Cali, Colombia
RESUMEN
Este artículo surge en el marco de la formación en la Maestría en Educación y Desarrollo Humano, de la Universidad de San Buenaventura, Cali, Colombia, y se centra del trabajo de grado: Los imaginarios migratorios en el contexto educativo: una mirada desde la dignidad y el desarrollo humano, el cual nace de una preocupación que atraviesa silenciosamente muchas aulas: el modo en que los estudiantes migrantes son recibidos y tratados en los contextos educativos. Es un llamado para impulsar acciones educativas que abracen la inclusión y la justicia como principios esenciales para promover la dignidad, el respeto y el auténtico desarrollo humano. Es una mirada que se arraiga en mi experiencia personal de migración en la infancia y de la observación de la manera como son tratados los jóvenes migrantes en la vida escolar y de los obstáculos que enfrentan día a día.
Hablar de migración es hablar de historias que llegan a clase sin anunciarse: trayectorias partidas, despedidas apresuradas, duelos que nadie ve y una necesidad profunda de pertenecer. Aunque debería ser un espacio de acogida, la escuela no siempre reconoce a estos jóvenes como sujetos plenos, con saberes y memorias que también enriquecen la vida escolar. Con frecuencia, se encuentran con miradas que los reducen, con estigmas sutiles o con expectativas académicas que parten del prejuicio y no de sus capacidades. Todo esto deja huellas dolorosas en su dignidad y en su desarrollo humano.
La historia autobiográfica que inspira este trabajo no es excepcional. Es la historia de una migración temprana en busca de mejores condiciones de vida, del distanciamiento familiar, de trabajos inestables y de la sensación constante de no encajar. En ese ir y venir surgieron preguntas que, más adelante, tomaron forma de inquietudes académicas:
¿Cómo viven la escuela los jóvenes que migran?
¿Qué deja en ellos el trato desigual?
¿Qué imaginarios sostienen esas prácticas discriminatorias?
¿Y cómo puede la educación transformar esas heridas en reconocimiento?
Comprender la migración desde adentro implica reconocer que no es solo un movimiento en el mapa, sino también un movimiento emocional y simbólico que reorganiza mundos. Achotegui (2009) recuerda que los múltiples cambios de un migrante generan un duelo profundo, capaz de afectar su bienestar y sus aprendizajes. Esta realidad se siente con fuerza dentro de las escuelas, lugares que podrían ser refugio, pero que a veces terminan amplificando la exclusión.
Los pasillos escolares hablan. En ellos se escuchan comentarios que encasillan, se perciben dificultades administrativas que parecen insuperables, y se reproducen lógicas que esperan que el estudiante migrante “agradezca”, como si su presencia fuera un favor y no un derecho. No es extraño que el Papa Francisco señale que, en la práctica, muchos migrantes no son considerados suficientemente dignos para participar de la vida social como cualquier otro. Ese mensaje, repetido una y otra vez, cala en la subjetividad de quienes, desde muy jóvenes, sienten que deben justificar el espacio que ocupan.
Por eso esta investigación busca comprender cómo los imaginarios sociales alimentan estas prácticas y cómo impactan en el desarrollo humano de quienes llegan cargados de expectativas y temores. Aunque la escuela debería ser un escenario de oportunidades, Arnaiz, De Haro y García Sanz (2014) recuerdan que los estudiantes migrantes siguen enfrentando injusticias incluso cuando cumplen con las mismas obligaciones que sus compañeros.
Aquí la dignidad no es una palabra abstracta. Es la base sobre la que debería construirse toda experiencia educativa.
Castoriadis (1983) define los imaginarios como esas significaciones que moldean nuestra manera de entender el mundo. En el caso de la migración, estos imaginarios suelen ser contradictorios: se puede ver al migrante como una oportunidad, una amenaza, una carga o simplemente como mano de obra. Y esas ideas, aunque no se digan en voz alta, atraviesan la vida escolar.
La investigación se centra en escuchar directamente a los estudiantes, no en hablar por ellos. Se trata de reconocer su capacidad de narrarse, de resistir y de construir un lugar propio dentro de la escuela. Como diría Freire (1970), la educación siempre ocurre entre seres humanos que comparten un mundo; y es en ese compartir donde los imaginarios pueden transformarse.
Desde la perspectiva de Amartya Sen (1999), el desarrollo es la expansión de libertades reales. Cuando la escuela reproduce exclusión, limita esas libertades y restringe la posibilidad de que los estudiantes construyan un proyecto de vida pleno.
El reto, entonces, es urgente: hacer de la diversidad migratoria no un problema a gestionar, sino una riqueza para celebrar. Esto implica:
· Incorporar enfoques pedagógicos interculturales
· Formar docentes con sensibilidad humana
· Revisar los imaginarios que viven dentro de las instituciones
· Vincular activamente a las familias migrantes
· Y crear espacios de escucha que devuelvan dignidad
La educación puede convertirse en una experiencia reparadora, pero solo si se mira críticamente y se asume su responsabilidad histórica.
Las escuelas tienen la enorme posibilidad de transformar la manera en que los estudiantes migrantes son reconocidos y acompañados. Esta investigación no busca únicamente describir un fenómeno: quiere abrir una conversación ética y profundamente humana. Reconocer la dignidad de cada estudiante, venga de donde venga, es un acto de justicia y también un compromiso pedagógico. Es avanzar hacia escuelas que no solo enseñan contenidos, sino que también cuidan, acompañan y permiten a cada persona florecer.
Bibliografía
Achotegui, J. (2009). El síndrome de Ulises: El estrés extremo en la persona inmigrante y sus consecuencias. Editorial Herder.
Arnaiz, P., De Haro, R., & García Sanz, M. P. (2014). La atención a la diversidad cultural en centros educativos: Retos y propuestas para una educación inclusiva. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 28(1), 45–63.
Castoriadis, C. (1983). La institución imaginaria de la sociedad. Tusquets Editores.
Francisco. (2016). Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2017. Santa Sede. https://www.vatican.va
Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.
Sen, A. (1999). Development as freedom. Oxford University Press.
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