Mujeres mayores y adicciones: el peso del triple estigma en la invisibilidad – dianova.org

Mujeres mayores y adicciones: el peso del triple estigma en la invisibilidad – dianova.org

 

Informe sobre la Dependencia en Mujeres Mayores: Un Desafío para los Objetivos de Desarrollo Sostenible

El presente informe analiza la problemática de la dependencia de sustancias en mujeres mayores, un colectivo que enfrenta una invisibilidad sistémica y una estigmatización que contraviene los principios fundamentales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La falta de servicios adecuados y de visibilidad en las políticas públicas representa una barrera significativa para el cumplimiento de objetivos clave en materia de salud, igualdad y reducción de desigualdades.

Contexto de la Problemática: Invisibilidad y Estigma

La narrativa predominante sobre adicciones se centra en hombres jóvenes y sustancias ilegales, omitiendo la realidad de mujeres mayores de 65 años con dependencia de fármacos recetados, como benzodiacepinas y analgésicos opioides, o de alcohol. Este consumo, a menudo originado en el propio sistema sanitario, funciona como un mecanismo para sobrellevar condiciones de dolor crónico, ansiedad o violencia, perpetuando roles de cuidado socialmente impuestos.

Analizar esta situación es imperativo para:

  • Cuestionar la hipermedicalización del malestar femenino, una práctica que obstaculiza el acceso a un bienestar integral como estipula el ODS 3 (Salud y Bienestar).
  • Comprender las condiciones estructurales de discriminación, como el edadismo y el sexismo, que violan el ODS 5 (Igualdad de Género) y el ODS 10 (Reducción de las Desigualdades).
  • Reconocer que el consumo es frecuentemente un mecanismo de supervivencia ante el trauma, la soledad y la falta de reconocimiento, y no un fracaso moral.

Análisis Interseccional: La Triple Carga de Género, Edad y Estigma

La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, 2024) identifica el estigma como una barrera primordial para el acceso al tratamiento. En las mujeres mayores, este estigma se intensifica por la confluencia de edadismo y sexismo, creando una triple carga que las excluye de los sistemas de apoyo.

Impacto en el Acceso a la Salud (ODS 3)

La discriminación por edad (edadismo) fomenta la creencia errónea de que la recuperación en la vejez no es viable, limitando las intervenciones. Datos del Libro Blanco de las Adicciones en Personas Mayores (UNAD, 2024) indican que, si bien el 55% de las personas mayores consume ansiolíticos o antidepresivos, el miedo a ser etiquetadas impide la búsqueda de ayuda. Esta brecha en el acceso al tratamiento es alarmante: solo 1 de cada 8 personas con dependencia accede a servicios, una cifra aún más desfavorable para las mujeres mayores (UNODC, 2024), lo que demuestra un claro incumplimiento de la meta de garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.

Desigualdad de Género en las Políticas de Drogas (ODS 5)

La UNODC (2023) subraya la necesidad de integrar la perspectiva de género en las políticas de drogas. Las mujeres enfrentan mayores barreras de acceso, estigmas más severos y requieren programas adaptados a su contexto. La ausencia de estos enfoques perpetúa la desigualdad de género y vulnera sus derechos fundamentales.

Tendencias Globales y la Adicción Invisible

Envejecimiento Poblacional y Sistemas de Salud

El envejecimiento de la población, con una previsión de que 1 de cada 6 personas tendrá más de 65 años para 2050 (Naciones Unidas, 2022), agudizará el problema. Las generaciones que envejecen presentan patrones de consumo diversificados, incluyendo el uso prolongado de fármacos. Los sistemas de salud actuales no están preparados para integrar la atención geriátrica con los servicios de adicciones, creando un vacío que amenaza la sostenibilidad del ODS 3.

Dependencia de Psicofármacos: La Medicalización como Barrera

La dependencia de benzodiacepinas y analgésicos opioides es la forma más común de adicción en mujeres mayores en Europa (UNAD, 2024). Este fenómeno, impulsado por la hipermedicalización del malestar emocional, está socialmente normalizado bajo la apariencia de “tratamiento médico”, lo que retrasa el diagnóstico y la intervención adecuada, perpetuando un ciclo de sufrimiento silencioso.

Hallazgos del Proyecto BeTrAD y Brechas Estructurales

El proyecto europeo BeTrAD (2018-2019) evidenció las deficiencias estructurales en los servicios de atención:

  1. La mayoría de los programas carecen de perspectiva de género y edad, estando diseñados para jóvenes.
  2. No se abordan comorbilidades propias de la vejez, como enfermedades crónicas o deterioro cognitivo.
  3. Existe una alta prevalencia de violencia de género no atendida (21% según FSYC, 2019).
  4. Se constata una escasez crítica de investigación e innovación (I+D+i) en la intersección de edad, género y adicciones.

Estos hallazgos demuestran la urgencia de rediseñar los servicios para que sean inclusivos y eficaces, en línea con el ODS 10 y el ODS 16 (Paz, Justicia e Instituciones Sólidas), que exige instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.

Recomendaciones Estratégicas Alineadas con la Agenda 2030

Para garantizar los derechos de las mujeres mayores y avanzar hacia el cumplimiento de los ODS, se proponen las siguientes estrategias:

  • Fortalecimiento Institucional (ODS 16): Desarrollar protocolos que integren geriatría, salud mental y perspectiva de género en los servicios de adicciones. Esto incluye la prevención de la polimedicación y la implementación de revisiones periódicas de la medicación.
  • Formación y Sensibilización (ODS 5 y ODS 10): Capacitar a profesionales de la salud y servicios sociales sobre edadismo, sesgos de género y las necesidades específicas de este colectivo para eliminar barreras discriminatorias.
  • Comunicación para el Desarrollo (ODS 3): Implementar campañas de comunicación que utilicen un lenguaje inclusivo, visibilicen historias de recuperación y combatan el estigma social asociado a la adicción en la vejez.
  • Creación de Redes Comunitarias: Fomentar redes de apoyo intergeneracionales y espacios seguros donde las mujeres mayores puedan compartir sus experiencias sin temor a ser juzgadas, promoviendo su participación activa y bienestar.

Conclusión: Un Imperativo de Derechos Humanos y Desarrollo Sostenible

La exclusión silenciosa de las mujeres mayores con dependencia es una violación de sus derechos humanos y un obstáculo para el desarrollo sostenible. Abordar esta problemática no es solo una cuestión de salud pública, sino un imperativo ético y estratégico para cumplir con el principio de “no dejar a nadie atrás”. Es fundamental reconocer el consumo como un síntoma de desigualdades estructurales y violencias acumuladas. La implementación de políticas basadas en la evidencia, con un enfoque interseccional y de derechos, es la única vía para garantizar una atención digna, integral y libre de prejuicios, asegurando que los ODS 3, 5, 10 y 16 se materialicen para todas las personas, sin importar su edad o género.

1. ¿Qué Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se abordan o están conectados con los temas destacados en el artículo?

El artículo aborda de manera explícita e implícita varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) al centrarse en la problemática de las mujeres mayores con adicciones. Los ODS identificados son:

  • ODS 3: Salud y Bienestar

    Este es el objetivo central del artículo. Se menciona explícitamente: “Este enfoque se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular con el ODS 3 (Salud y bienestar)”. El texto se enfoca en los trastornos por consumo de sustancias (benzodiacepinas, opioides, alcohol), la salud mental (ansiedad, dolor, trauma), la falta de acceso a tratamientos adecuados y la necesidad de integrar la atención geriátrica con los servicios de adicciones. La “hipermedicalización del malestar femenino” y la necesidad de “garantizar una atención digna, integral y libre de prejuicios” son temas directamente relacionados con este objetivo.

  • ODS 5: Igualdad de Género

    El artículo también menciona explícitamente este objetivo: “…y el ODS 5 (Igualdad de género)”. El análisis se construye sobre una perspectiva de género, destacando cómo las mujeres mayores enfrentan una “triple carga” de estigma debido al sexismo, el edadismo y la propia adicción. Se subraya que las mujeres “tienen menos acceso a los servicios, sufren estigmas más severos y necesitan programas adaptados a su contexto”. Además, se menciona la violencia de género como un factor de riesgo, reforzando la conexión con este ODS.

  • ODS 10: Reducción de las Desigualdades

    Aunque no se menciona explícitamente por su número, este objetivo está implícito en todo el artículo. El texto denuncia las desigualdades estructurales basadas en la edad (edadismo) y el género (sexismo). La invisibilización de este colectivo, la discriminación que sufren y la falta de políticas públicas adaptadas son formas de exclusión social. El llamado a “no dejar a nadie atrás” y a promover la “justicia social” y los “derechos de las personas mayores” se alinea directamente con la meta de reducir las desigualdades para todos, independientemente de su edad o sexo.

2. ¿Qué metas específicas de los ODS se pueden identificar en función del contenido del artículo?

A partir del análisis del artículo, se pueden identificar varias metas específicas de los ODS:

  1. Meta 3.5: Reforzar la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas.

    Esta meta es la más relevante. El artículo se centra en la dependencia de “benzodiacepinas, analgésicos opioides o alcohol” en mujeres mayores. Denuncia la falta de acceso a tratamiento, señalando que “solo 1 de cada 8 personas con dependencia accede a tratamiento, una brecha que es aún más amplia en el caso de las mujeres mayores”. Además, aboga por estrategias como la “prevención de la polimedicación” y la creación de servicios adaptados, lo que constituye un llamado directo a reforzar tanto la prevención como el tratamiento.

  2. Meta 3.4: Reducir la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles y promover la salud mental y el bienestar.

    El artículo describe el consumo de sustancias como un “mecanismo de supervivencia” para “soportar el dolor, la ansiedad o la violencia”. Aborda la “hipermedicalización del malestar emocional femenino” y la necesidad de “apoyos psicológicos o comunitarios”. Al enfocarse en la salud mental y el bienestar de las mujeres mayores y proponer alternativas a la medicalización, el texto se alinea con la promoción de la salud mental que persigue esta meta.

  3. Meta 5.1: Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas.

    El artículo denuncia el “triple estigma” y la discriminación que sufren las mujeres mayores con adicciones. El sexismo las juzga “con mayor dureza”, y el estigma se intensifica cuando “no encajan en el ideal de ‘madre abnegada’ o ‘abuela irreprochable'”. El llamado a cambiar las narrativas y a ofrecer un “trato digno, libre de prejuicios” es un esfuerzo por eliminar estas formas de discriminación.

  4. Meta 5.2: Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas.

    El texto establece una conexión directa entre la adicción y la violencia de género. Cita el estudio BeTrAD, que encontró que las mujeres mayores “presentan un riesgo elevado de violencia de género, con un 21 % reportando violencia de pareja”. Al visibilizar este problema, el artículo contribuye a la concienciación necesaria para abordar y eliminar la violencia contra las mujeres.

  5. Meta 10.2: Potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, etc.

    El artículo es un manifiesto contra la exclusión de las mujeres mayores. Critica el edadismo que “las vuelve invisibles” y la falta de servicios adaptados que las margina del sistema de salud. El objetivo final de “nombrarlas y visibilizarlas en estadísticas, programas y protocolos” y “crear espacios seguros” es una clara llamada a la inclusión social de este grupo vulnerable.

  6. Meta 10.3: Garantizar la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad de resultados.

    Al señalar que las mujeres “tienen menos acceso a los servicios” y que los programas de tratamiento no están diseñados con perspectiva de género o edad, el artículo evidencia una desigualdad de resultados en salud. La propuesta de “políticas públicas” basadas en “derechos humanos, la autonomía y la justicia social” busca corregir estas desigualdades y garantizar que las mujeres mayores tengan las mismas oportunidades de recibir atención de calidad.

3. ¿Hay algún indicador de los ODS mencionado o implícito en el artículo que pueda usarse para medir el progreso hacia los objetivos identificados?

Sí, el artículo menciona datos y situaciones que se corresponden directamente con indicadores oficiales de los ODS o que implican la necesidad de medirlos.

  • Indicador 3.5.1: Cobertura de los servicios de tratamiento (farmacológico, psicosocial y de rehabilitación y postratamiento) de los trastornos por consumo de sustancias.

    Este indicador está directamente referenciado en el artículo con el dato de la UNODC (2024): “Es alarmante que solo 1 de cada 8 personas con dependencia accede a tratamiento, una brecha que es aún más amplia en el caso de las mujeres mayores”. Este dato es una medida directa de la falta de cobertura de los servicios de tratamiento y sirve como línea de base para medir el progreso.

  • Indicador 5.2.1: Proporción de mujeres y niñas a partir de 15 años de edad que han sufrido violencia física, sexual o psicológica a manos de su pareja actual o anterior.

    El artículo proporciona un dato específico que se alinea con este indicador. Al citar el proyecto BeTrAD, señala que “Las mujeres mayores presentan un riesgo elevado de violencia de género, con un 21 % reportando violencia de pareja (FSYC, 2019)”. Este porcentaje es un indicador claro de la prevalencia de la violencia de pareja en este grupo demográfico específico.

  • Indicador 10.3.1: Proporción de personas que declaran haberse sentido personalmente discriminadas o acosadas… por motivos de discriminación prohibidos por el derecho internacional de los derechos humanos.

    Este indicador está implícito en el análisis del artículo. Aunque no se proporciona un porcentaje de mujeres que se sienten discriminadas, todo el texto se basa en la existencia de una discriminación sistémica por motivos de edad (edadismo) y género (sexismo). La descripción de la “vergüenza, la culpa y el silencio” y el “miedo a ser etiquetadas como ‘adictas’ o ‘débiles'” son manifestaciones cualitativas de esta discriminación, cuya prevalencia podría medirse con este indicador.

4. Tabla ‘ODS, metas e indicadores’

ODS Metas Indicadores
ODS 3: Salud y Bienestar
  • 3.5: Reforzar la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas.
  • 3.4: Promover la salud mental y el bienestar.
  • 3.5.1 (Mencionado): Cobertura de los servicios de tratamiento. El artículo cita que “solo 1 de cada 8 personas con dependencia accede a tratamiento”.
ODS 5: Igualdad de Género
  • 5.1: Poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres.
  • 5.2: Eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres.
  • 5.2.1 (Mencionado): Prevalencia de la violencia de pareja. El artículo cita que un “21 % [de las mujeres mayores] reportando violencia de pareja”.
ODS 10: Reducción de las Desigualdades
  • 10.2: Potenciar y promover la inclusión social de todas las personas, independientemente de su edad o sexo.
  • 10.3: Garantizar la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad de resultados.
  • 10.3.1 (Implícito): Proporción de personas que declaran haber sido discriminadas por edad y género. El artículo describe el “triple estigma” y el “edadismo” y “sexismo” como barreras sistémicas.

Fuente: dianova.org