Educación, el nuevo gigante del siglo XXI

Quality education is an issue that affects the whole society; because in most cases, it presents inefficiencies and frequent jams, either due to poor structuring, administration or cultural factors. It is these points that have limited education from making real world changes, not only in academic matters, but also in the social and political sphere. We are in a society with a lack of humanity and a sense of belonging to our planet earth. Therefore, to start with a change, education should be taken as synonymous with progress, and this is what will be discussed in the article, of the transcendental pillar in which education has become in our 21st century. For which I will reflect on the subject and certain considerations that postulate education in the most valuable link in society will be developed.

Educación, el nuevo gigante del siglo XXI

Educación, el nuevo gigante del siglo XXI

Autora: Natalia Andrea Cerón Orozco[1] 

Resumen: La educación de calidad es un tema que aqueja a toda la sociedad, porque en la mayoría de casos presenta ineficiencias y atascos frecuentes, ya sea por mala estructuración, administración o temas culturales. Son estos factores los que han limitado que la educación tenga verdaderos cambios mundiales, no solo en temas de academia, sino en lo social y lo político. Se está en una sociedad con falta de humanidad y de sentido de pertenencia por el planeta tierra. Por ello, para empezar con un cambio, se debe tomar a la educación como sinónimo de progreso, y esto es de lo que se hablará en el artículo, del pilar transcendental en el que se ha convertido la educación en nuestro siglo XXI. Para lo cual haré una reflexión sobre la temática y se desarrollarán ciertas consideraciones que postulan a la educación en el eslabón más valioso de la sociedad.

Palabras claves: Formación humana, desarrollo sostenible, humanidad, equidad, justicia, educación, formación en valores, sociedad, cambio, Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Abstract: Quality education is an issue that affects the whole society; because in most cases, it presents inefficiencies and frequent jams, either due to poor structuring, administration or cultural factors. It is these points that have limited education from making real world changes, not only in academic matters, but also in the social and political sphere. We are in a society with a lack of humanity and a sense of belonging to our planet earth. Therefore, to start with a change, education should be taken as synonymous with progress, and this is what will be discussed in the article, of the transcendental pillar in which education has become in our 21st century. For which I will reflect on the subject and certain considerations that postulate education in the most valuable link in society will be developed.

Keywords: Human formation, sustainable development, humanity, equity, justice, education, formation in values, society, change, Sustainable Development Goals.

 

Somos una sociedad mutante, ya que por naturaleza el ser humano no puede ser estático, sino que está en constante cambio, tanto de sus percepciones como de su moral. Es por ello que el actual ambiente social no es el mismo que el de hace unos años. Las circunstancias que nos rodean nos obligan a cambiar y a reconocer nuevos aspectos que podrían salvar al ser humano ignorante y errante. Con lo que hago referencia a un tema trascendental en el globo y que cada día se encuentra en una mayor internacionalización, hablo de la educación de calidad como sinónimo de progreso transversal en todos los aspectos que nos competen a los individuos pertenecientes a una comunidad. Este concepto que desde hace varios años ha resonado en el mundo y que forja a la persona tanto en un ámbito  académico de conocimiento, como en uno personal y de humanidad. La educación en nuestro siglo XXI se ha posicionado como una herramienta esencial para el desarrollo del individuo, pues provee las herramientas necesarias para enfrentarnos a este mundo globalizado y de interconexión en que nos encontramos.

Es justo en este momento cuando es pertinente precisar lo que contiene el cuarto objetivo de desarrollo sostenible sobre la educación de calidad

Este objetivo busca “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”. La importancia de este objetivo radica en que la educación ayuda a mejorar la vida y el desarrollo sostenible. Entre las metas de este objetivo están: acceso a la educación primaria y secundaria de todas las niñas y todos los niños, acceso a servicios de atención y desarrollo de primera infancia, y acceso igualitario a hombres y mujeres a educación superior (ONU, 2015).

Con base en este apartado, puedo identificar la gran importancia y responsabilidad que contiene el alcance de este Objetivo de Desarrollo Sostenible, siendo así que en nuestra era tecnológica, de avances y auge de información, la educación no puede ser desigual ni con falta de equidad, al contrario, tiene que irse expandiendo e ir forjando un alcance mayor, para que nuestras nuevas generaciones se encuentren en un mundo en fase de crecimiento, que reconoce que la llave del despertar ciudadano y del éxito de todas las naciones se encuentra en una educación que promueve el desarrollo sostenible, y que por ende nos concientice a favor de que nos apropiemos de nuestro entorno, de nuestra flora y fauna; en general, somos responsables al momento de conservar nuestro entorno.

 

Aunado a lo anterior, es de exaltar que lastimosamente este objetivo se encuentra tambaleando en la actualidad, hemos encontrado una gran brecha de déficit en la educación, una estructuración ineficiente, una administración que no conoce del tema y unos recursos mal distribuidos. Con ello, traigo a tela de juicio el caso de mi país Colombia, donde se habla de educación por doquier, pero en realidad nos encontramos estancados en lo mismo; un sistema educativo que prioriza lo cuantitativo sobre lo cualitativo —crean una mentalidad pobre, donde sacar notas altas es más importante que aprender—; en pocas palabras, se les ha forjado a los estudiantes la idea de “estudiar para sacar buenas notas y pasar”. Se están cuantificando a los estudiantes y se les está creando una mentalidad precaria, donde aprender “solo da dinero”, porque nos están sistematizando a estudiar por obligación y para socavar el subdesarrollo aberrante que Colombia ha traído consigo desde su independencia.

Por consiguiente, a nosotros, los estudiantes —niños, adolescentes o jóvenes— nos han venido surgiendo unos cuantos interrogantes cuyas respuestas no son claras, y nuestro entorno educativo tampoco las ha resuelto: ¿Es posible lograr a nivel global una educación realmente inclusiva?, siendo la educación uno de los motores más poderosos para alcanzar un desarrollo y crecimiento, ¿por qué en tantos países no se apuesta por esta?, ¿Se habrán cumplido estos objetivos en pro de una educación de calidad para 2030?, ¿Por qué resulta tan complejo articular el concepto de educación con el desarrollo sostenible?, entre muchas otras cuestiones y brechas que nos dejan vacíos conceptuales y prácticos, y a las cuales el mundo contemporáneo no ha querido responder.

Con base en lo anteriormente dicho, considero que para alcanzar este objetivo y realizar actividades que realmente busquen complementarlo y materializarlo, debemos empezar por crear un pensamiento de humanidad en todas las personas, sin exclusión alguna, concientizarnos del impacto positivo que puede llegar a generar una educación eficaz y eficiente en todas las naciones; debido a que es el único escape que tenemos a nuestro alcance para salir de la ignorancia, para abrir los ojos y poder ser críticos con lo que nos rodea. Pero esto no puede desarrollarse en individualismo, hay otro factor interdisciplinar que fomenta el alcance de este objetivo educacional, y es la gran temática de la lectura y los impactos que una cultura lectora nos puede traer como generaciones presentes en el mundo. Este tópico controversial ha impactado negativamente a la mayor parte de países en vías de desarrollo, donde la lectura no es impulsada, hay carencia de esta cultura, y arraigado a ello vienen un sinfín de problemáticas como la desinformación, el declive político, los precarios índices de educación, la ignorancia y el analfabetismo generalizado.

La lectura es un asunto de la sociedad y a la vez una elección muy personal. Por eso las políticas para aumentar y cualificar la lectura pasan por un conjunto de estrategias que van más allá de la escuela. Pero la educación es uno de los lugares más importantes para la formación de hábitos lectores (Rey, mayo de 2007).

Haciendo alusión al fragmento citado, puedo reconocer que efectivamente la formación lectora, que va estrechamente ligada a la comprensión y a la expresión, se debe fomentar desde las instituciones educativas primarias, medias y de educación superior, pues este aprendizaje debe ser constante para salir del atraso en el que estamos.

Por otro lado, reconozco que la educación por si sola no va a generar el impacto social que tanto esperamos a nivel internacional, sino que debe estar interconectada con el desarrollo sostenible y sustentable, además de la equidad y la justicia. En primer lugar, el formarnos en vías de la sostenibilidad, va a generar que se estudie a fondo los desafíos más grandes que hoy nos aquejan, como el cambio climático, el daño medioambiental, la pobreza extrema, las desigualdades y la perdida de diversidad en flora y fauna; con la finalidad de hacer frente a estos aspectos, poder generar estrategias entre los jóvenes pensantes cuyas ideas son nuevas e innovadoras, para poder tomar decisiones eficazmente y accionar ya sea individualmente o en conglomerado para cuidar nuestro entorno, combatir la desinformación y crear condiciones favorables para las generaciones futuras.

Sin embargo, nos encontramos con un panorama un poco pesimista en cuanto al cumplimiento de estos objetivos, que radica en esencia, en la falta de humanidad que traemos arraigada a nosotros desde hace muchos siglos, donde el hombre se volvió el lobo del hombre; ya no buscamos competir para salir adelante y alcanzar el éxito profesional y personal, sino que buscamos llegar al último escalón opacando a los otros nuestros rivales—, la competencia se ha convertido en un océano rojo, lleno de crueldad, falsedad e hipocresía, nos hemos ido despojando de ese sentido de humanidad que en la teoría debería ser intrínseco a nuestro ser, pero que en la praxis, ya no existe.

Por lo que extrapolando esta carencia de humanidad al Objetivo de Desarrollo Sostenible de educación con calidad, vemos que es un ítem que afecta directamente el cambio estructural al sistema educativo, donde lo que debemos hacer es disminuir esas disparidades inmensas entre las zonas rurales y urbanas, pues la educación es un derecho de todos, por ende, se debe garantizar con equidad e igualdad; lo que aqueja a la comunidad global, debido a que las posibilidades de acceder a este derecho público se ha vuelto toda una odisea, cada vez es más difícil asistir a una escuela para personas que no tienen los recursos, ni tiempo, ni insumos para estudiar, lo que empieza a trazar una educación para elites. Con ello me refiero a que son las personas que tienen un buen y moderado nivel adquisitivo, aquellas que en verdad pueden tener una educación medianamente buena, porque el resto de personas (de escasos recursos o en niveles de pobreza extrema) se enfrentan a nunca poder acceder a este derecho.

Asimismo, trayendo este apartado a un ejemplo personal, soy testigo de que la educación pública, que se supone debe ser la mejor, cada día está más estancada, los jóvenes no son evaluados según sus habilidades, sino según un estándar donde los números importan más que las personas, nos cuantifican, en vez de cualificarnos; nos enmarcan en un ideal de estudiar para trabajar y ganar dinero, y no para adquirir conocimientos y salir de nuestra ignorancia. Además de la aberrante crisis con los docentes, donde se evidencia la carencia de una buena administración, pues los pagos a estos son paupérrimos, las garantías bastante bajas y los asensos se convierten un imposible. Siendo así que la educación publica se ha venido catalogando como ineficiente y la privada se ha convertido en el sueño de muchos estudiantes y padres de familia.

Para finalizar, considero que nosotros, como jóvenes forjadores de nuestro destino y del devenir futuro, debemos concientizarnos de la importancia de la educación y de luchar para que este derecho se nos sea respetado y ofrecido con calidad. Somos los únicos con la capacidad de generar ese cambio estructural, que cimiente con eficiencia las bases de una educación con calidad. Pero, a la vez, debemos preguntarnos “¿Por qué las generaciones globales más educadas de la historia no pueden ser dueñas de su destino?” (Flórez, 2021).

Referencias

Universidad de los Andes Colombia. (s. f.). 4. Educación de calidad. ODS. Recuperado 24 de marzo de 2022, de https://datosods.uniandes.edu.co/indicadores-para-los-ods/4-educacion-de calidad#:%7E:text=Este%20objetivo%20busca%20%E2%80%9Cgarantizar%20una,vida%20y%20el%20desarrollo%20sostenible

Rey, G. (2007, marzo). Para leer un paí­s - Ministerio de Educación Nacional de Colombia. Ministerio de Educación Nacional. Recuperado 24 de marzo de 2022, de https://www.mineducacion.gov.co/1621/article-122248.html

Flórez, J. C. (2021). Los que sobran (1.a ed.). Ariel.


[1] Este artículo es por autoría de: Natalia Andrea Cerón Orozco, estudiante de quinto semestre del programa académico de Gobierno y Relaciones Internacionales y del programa de Economía y Finanzas Internacionales de la Universidad La Gran Colombia seccional Armenia, asignatura de Ética General. Armenia, Quindío. Colombia. Año 2022.