Quality: the long-awaited goal of education for the future

Educational quality is currently one of the world's major objectives and in turn one of its biggest bets, as it has historically demonstrated the real need to provide a comprehensive, complete and professional educational environment for young people and the all population, as it constitutes the key pillar for the progressive development of societies in the XXI century, coupled with the fact of its position as a gateway to linking the human being to a diverse and changing environment where differences, opinions and models prevail, giving way then to an unspoken need to form «humans» from the direct relationship of scientific research and values, which should shape the future and its permanent construction in order to deliver as a final result a social framework composed of critical, proactive and professional development, but beyond all this, to forge a social integrality strong enough to meet the enormous challenges of the globalized world. This article presents some relevant considerations that intrinsically make up the conformation of a real educational quality in the world.

Quality: the long-awaited goal of education for the future

Calidad: el anhelado objetivo de la educación para el futuro

Autor: Santiago Pardo Guevara[1]

Resumen

La calidad educativa es en la actualidad uno de los mayores objetivos del mundo, y a su vez una de sus mayores apuestas, pues se ha demostrado históricamente la necesidad real de proporcionar un entorno educativo integral, completo y profesional para los jóvenes y toda la población, ya que constituye el pilar clave para el desarrollo progresivo de las sociedades en el siglo XXI, aunado al hecho de su posición como puerta de entrada a la vinculación del ser humano a un entorno diverso y cambiante donde las diferencias, opiniones y modelos prevalecen, dando paso entonces a una necesidad tácita de formar «humanos» a partir de la relación directa de la investigación científica y los valores, que deberá moldear el futuro y su construcción permanente en aras de entregar como resultado final un entramado social compuesto por el desarrollo crítico, propositivo y profesional, pero más allá de todo ello, lograr forjar una integralidad social lo suficientemente fuerte para afrontar los ingentes retos del mundo globalizado. Este artículo presenta un conjunto de consideraciones relevantes que, componen intrínsecamente la conformación de una calidad educativa real en el mundo. 

Abstract

Educational quality is currently one of the world's major objectives and in turn one of its biggest bets, as it has historically demonstrated the real need to provide a comprehensive, complete and professional educational environment for young people and the all population, as it constitutes the key pillar for the progressive development of societies in the XXI century, coupled with the fact of its position as a gateway to linking the human being to a diverse and changing environment where differences, opinions and models prevail, giving way then to an unspoken need to form «humans» from the direct relationship of scientific research and values, which should shape the future and its permanent construction in order to deliver as a final result a social framework composed of critical, proactive and professional development, but beyond all this, to forge a social integrality strong enough to meet the enormous challenges of the globalized world. This article presents some relevant considerations that intrinsically make up the conformation of a real educational quality in the world. 

Palabras clave: Integral; calidad educativa; factores; objetivo; globalizado; humanos; formación profesional; desarrollo progresivo; educación; ODS; modelos educativos; jóvenes; educación científica; valores; sociedad.

Keywords: Integral; educational quality; factors; objective; globalization; globalized; humans; professional training; progressive development; education; ODS; educational models; young people; science education; values; society; Colombia; Universidad La Gran Colombia

 

«No podemos buscar la verdad y la manera de acabar con el sufrimiento sin la LIBERTAD de pensar, investigar y experimentar.» (Harari, 2018, pág. 231).

«Educación de calidad», es lo primero que vemos al acercarnos al punto número 4 de los objetivos de desarrollo sostenible, allí donde se reúnen los intereses de un entramado enorme de países, personas, gobiernos y organizaciones internacionales  públicas y privadas, todos reposados bajo el propósito de construir un mundo mejor a través de las bases de la equidad y un aprendizaje de calidad de las personas, pero nos compete entonces preguntarnos: ¿qué entendemos por calidad educativa?

Para ello, cada persona podrá aplicar una definición personal o incluso transversal que recoja los puntos esenciales o las particularidades de un sistema y su composición, esto es algo que ya mencionó la fallecida pedagoga argentina Cecilia Braslavsky al afirmar que:  

«es evidente que el concepto de calidad de la educación varía con el tiempo, no es homogéneo en un determinado momento y que su heterogeneidad se asocia a razones objetivas y subjetivas, es decir a las situaciones, pero también a las necesidades, intereses, y convicciones de diferentes grupos y personas». (Braslavsky, 2006).

Algo que nos lleva a cuestionarnos entonces, si cada individuo puede impartir una percepción sobre la calidad educativa y esta definición puede variar por factores como el contexto, intereses, necesidades y los diferentes modelos ¿qué persigue realmente este objetivo de desarrollo sostenible?

Con esto, se construye el dilema de la calidad y sus aplicaciones realmente prácticas a tener en cuenta, todo ello al momento de establecer un deseo ambicioso tan amplio como el que se plantea al querer «garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos». (Organización de las Naciones Unidas), dentro de lo expresado por esta organización y su influencia a nivel internacional.

Todo ello, nos guía entonces a determinar que no existe una receta única para alcanzar la educación de calidad, sino que sus elementos constitutivos se presentan según factores del entorno que de una u otra manera son el preámbulo para la construcción real de dicha calidad, pero es evidente que sus mayores retos se presentan en los países en vía de desarrollo o los africanos donde la violencia, la pobreza y la desigualdad acechan día tras día el trasegar de millones de niños y adultos, imposibilitando el desarrollo de una mínima accesibilidad educativa, por ejemplo,

«el número creciente de niños obligados a abandonar la escuela a causa de la violencia en África Occidental y Central se suma al total de 40,6 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria y al primer ciclo de secundaria de la región que están sin escolarizar. Alrededor de uno de cada cuatro niños necesitados de ayuda humanitaria en todo el mundo (incluyendo la educación y otros servicios fundamentales para el aprendizaje) vive en tan solo 10 países de África Occidental y Central». (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, 2019).

Aunque la problemática no se queda allí, pues también se extrapola a otras zonas como el territorio latinoamericano donde el «estudio regional comparativo y explicativo» realizado en 2019 demostró problemas graves que se han dilatado con el tiempo, pues

«“los datos del ERCE 2019 nos indican que, justo antes de la pandemia, la región se encontraba, en promedio, prácticamente estancada en bajos niveles de logro en aquellas competencias que constituyen los cimientos para poder seguir aprendiendo”, ha dicho la directora de Unesco Santiago, Claudia Uribe. “Esto habla de una generación entera en riesgo de no poder desarrollar su pleno potencial. Es por esto que las medidas y reformas educativas para mejorar los aprendizajes desde los años más tempranos de escolaridad no pueden esperar y deben ser priorizadas”, advirtió Uribe». (Martins, 2021).

Y es con esto que llegamos al meollo del asunto, siguiendo las líneas de trabajo y objetividad de los «ODS» podemos establecer que la esencia de este trabajo mancomunado corresponde realmente a necesidades prácticas y evidenciables que se han visto dilatadas en todo el mundo, ergo debemos considerar que dicha problemática trae consigo un conjunto de factores de fondo que se hacen transversales a todo el globo.

Y, precisamente se hacen evidentes ya que no podemos pretender lograr una calidad educativa con base a un modelo expansionista como el usado en algunos países de Latinoamérica como Colombia que brindan un acceso a la educación ausente de profundidad, a través de

«un deseo de cuantificar la estructura educativa del país en términos de plantas físicas, pero hasta allí llega su alcance, relegando entonces a un segundo plano aquellos factores que son fundamentales para el tema central de la educación en nuestro siglo: la calidad». (Pardo, S; et.al ¿Por qué el sistema educativo en Colombia no se esmera en trascender? 2022).

Estableciendo así, los fundamentos para propósitos mancomunados como los de este objetivo de desarrollo sostenible, a partir de la consideración de los componentes educativos desde una visión profunda que ve los elementos económicos, sociales, culturales y de infraestructura como pilares permanentes e intrínsecos en lo que conlleva alcanzar una calidad educativa; bien sabemos que nuestro deber como sociedad es formar integral, ética y humanamente a los niños, jóvenes y adultos en un mundo altamente globalizado, que como lo planteó el historiador Yuval Noah Harari presenta retos nunca antes vistos, ya que «el problema es que el mundo es mucho más complejo que un tablero de ajedrez, y la racionalidad humana no está a la altura del desafío de entenderlo realmente» (Harari, 2018, pág. 202), por tanto, debemos entender que a partir de la atención de los modelos existentes y la vinculación de las necesidades reales de acceso, investigación, humanidad, integralidad y valores educativos se allanará el camino hacía la articulación de todo lo que compone la educación de calidad, una donde el propósito no es la infraestructura física, sino la entrega de un ambiente sano y profesional que se permita la formación de personas razonables, analíticas, opositoras, propositivas, pero más que todo, humanas.

Y así se establece la necesidad educativa del siglo XXI, una hipótesis clara donde la prevalencia de la calidad educativa trasciende de elementos físicos y demagogos para constituir a partir de lo que mencionó el estudiante universitario Jhoan Sebastián Perilla al realizar un análisis de lo planteado por el psicólogo Howard Gardner, un sistema enfocado en la persona y sus potenciales:

«A diferencia de la definición tradicional de inteligencia, que ha sido ampliamente definida como «la habilidad para responder a las cuestiones de un test inteligencia» (Gardner, 1993), la noción de inteligencias múltiples pluraliza este concepto, lo expande, y permite significarlo de la siguiente manera: «una inteligencia implica la habilidad necesaria para resolver problemas o para elaborar productos que son de importancia en un contexto cultural o en una comunidad determinada» (Gardner, 1993). Este último aditamento al concepto de inteligencia, que la proyecta no solo como la capacidad de resolver conflictos, sino también como la destreza de aplicar lo teórico a lo práctico y materializar el conocimiento en forma de objetos o productos concretos, revela que las pruebas que califican la memoria de las personas, o el reconocimiento de patrones, solo toman en cuenta una parte su espectro intelectual, lo que deja de lado las aptitudes que pudiesen tener en otros campos». (Perilla, J; et.al. ¿Por qué el sistema educativo en Colombia no se esmera en trascender?, 2022).

Ahora bien, podemos determinar que como sociedad y en concordancia con los preceptos establecidos en los objetivos de desarrollo sostenible, en nuestra época se hace necesario garantizar una calidad educativa integral e igualitaria que inmiscuya todos los factores internos y externo de manera armónica, aprovechando las capacidades particulares de los individuos en función de construir un mundo más humano, igualitario y progresivo, uno donde la educación científica y ética se posicionen en conjunto como el camino a seguir para ser cada día mejores, es allí donde reside el esfuerzo realizado hoy para obtener una mejor sociedad en el futuro.

«En realidad, la historia moderna ha demostrado que una sociedad de individuos valientes dispuestos a admitir la ignorancia y a plantear preguntas difíciles suele ser no solo más próspera, sino también más pacífica que las sociedades en que todos deben aceptar sin cuestionarla una única respuesta». (Harari, 2018, pág. 231).

 

 

 

Bibliografía

Braslavsky, C. (2006). DIEZ FACTORES PARA UNA EDUCACIÓN DE CALIDAD PARA TODOS EN EL SIGLO XXI. Revista Electrónica Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 4(2e). Obtenido de https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/660816/REICE_4_2_5.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. (Agosto de 2019). UNICEF. Obtenido de https://www.unicef.org/media/57811/file/La%20educacion%20amenazada%20en%20aoc%202019.pdf

Harari, Y. N. (2018). Veitiún lecciones para el siglo XXi. Bogotá D.C., Colombia: Penguin Random House.

Martins, A. (2015 de Diciembre de 2021). BBC NEWS MUNDO. Obtenido de https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-59617168

Organización de las Naciones Unidas. (s.f.). Objetivos de desarrollo sostenible. Obtenido de Organización de las Naciones Unidas: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/education/

Pardo, S., Cerón, N., & Perilla, J. (2022). ¿Por qué el sistema educativo en Colombia no se esmera en trascender?

 

[1] Estudiante de Gobierno y Relaciones Internacionales, quinto semestre, universidad La Gran Colombia, Armenia, Quindío, Colombia. Asignatura: ética general, 2022.