El “hambre oculta” amenaza la salud de los latinoamericanos
El “hambre oculta” amenaza la salud de los latinoamericanos El Espectador
Informe sobre la falta de micronutrientes en América Latina
América Latina tiene una gran variedad de frutas, pero la gente las asocia con menor rendimiento y mayor precio.
Foto: Juan Pablo Marín García, CIAT/Flickr
Introducción
Aunque Latinoamérica se aleja de las formas más graves de desnutrición, la falta de micronutrientes –16 minerales y 14 vitaminas necesarios para las funciones celulares– sigue siendo un desafío central. Así lo sugieren una revisión de estudios publicada en el Food and Nutrition Bulletin y expertos consultados por SciDev.Net.
Prevalencia del hambre y la inseguridad alimentaria
Si bien la prevalencia del hambre (6,5 por ciento) es inferior al promedio global del 9,8 por ciento, la inseguridad alimentaria afecta al 40 por ciento de la población latinoamericana, más de diez puntos encima de la media.
La inseguridad alimentaria es una situación en donde la gente tiene angustia porque no logra cubrir completamente sus necesidades. Hambre es cuando ya no tienes para llevar alimento a casa.
Latinoamérica supone un caso especial: “Nos vamos librando del hambre, pero seguimos en situación de inseguridad por efecto de la pandemia, los altibajos económicos y los conflictos armados”.
Impacto en grupos vulnerables
La anemia afectaba al 22 por ciento de latinoamericanas en edad reproductiva antes de la pandemia, cuando los índices volvieron a agravarse.
Por ejemplo, en la provincia de Tucumán (Argentina), la inseguridad alimentaria aguda alcanzó al 56 por ciento de los hogares durante los primeros meses de aislamiento.
Algunos de los micronutrientes más importantes son vitamina A, hierro y yodo. Su carencia es conocida como “hambre oculta”, ya que puede reducir los niveles de energía, claridad mental y capacidad general, generando peores resultados educativos y laborales.
Los altos requerimientos de micronutrientes en embarazadas y niños los vuelven especialmente vulnerables a su deficiencia.
Costos elevados de una dieta saludable
La región también sufre las consecuencias de los costos elevados de una dieta saludable, con 131 millones de personas incapaces de afrontar los requisitos nutricionales recomendados.
El paso más importante para cubrirlos es que la dieta sea realmente variada. Pero los alimentos más beneficiosos a veces son los más caros.
Ultraprocesados en la mira
Otro de los estudios analizados en la revisión mostró que al menos ocho países presentan una prevalencia crítica –mayor al 80 por ciento– de insuficiencia de magnesio, calcio y vitamina D.
El trabajo responsabiliza, en parte, a la transición de dietas tradicionalmente ricas en micronutrientes hacia alimentos “occidentalizados”, con altos niveles de grasas y azúcares.
La evidencia asocia el consumo de ultraprocesados con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades no transmisibles, insiste el investigador, que advierte sobre la “necesidad urgente” de mejorar la adecuación de micronutrientes con acciones como la biofortificación agronómica.
Desafío mayor
Solo unos pocos países han documentado deficiencias nutricionales en adultos mayores, en un contexto donde su cantidad supera a la de los niños.
Esa población representa al 13 por ciento de los latinoamericanos, y se proyecta que llegará al 30 por ciento (220 millones) para 2030.
La falta de vitaminas y minerales en adultos mayores está asociada a la sarcopenia, problemas cognitivos y caídas.
Las dos deficiencias más estudiadas se centran en las vitaminas D y B12.
Entre los componentes aún por estudiar, se menciona al zinc y al magnesio.
Es momento de empezar a invertir. No se ha mirado a este grupo, y para allí vamos todos.
Acciones necesarias
La revisión insiste en la necesidad de mayor investigación y vigilancia para abordar la carencia de micronutrientes en toda la población.
¿Por qué no ligar las políticas de subsidio de alimentos a patrones más saludables?, se pregunta Soto-Méndez.
De modo complementario, se llama a los gobiernos a fortificar alimentos de consumo básico, como la tortilla en México o el pan en Argentina.
Es importante lograr articulaciones desde la ciencia y los estados para que las comunidades se empoderen y avancen hacia una alimentación sostenible, que aproveche sus recursos.
Más allá de esos aportes, la región necesita más y mejor información sobre la presencia de micronutrientes. Solo así podrá optimizarse el proceso de toma de decisiones que ayude a mejorar la situación, sobre todo entre grupos vulnerables.
Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net